miércoles, 12 de septiembre de 2007

2007 - Casal: Tino Casal se siente como en casa

Tino Casal se siente como en casa Familia, amigos y admiradores rindieron ayer homenaje al cantante con el descubrimiento de una placa en su Tudela Veguín natal

Estaban todos.Desde los que formaron en la década de los sesenta los «Zafiros negros» hasta los que empezaron a versionearle ayer mismo, como el dúo «Atalis», de Barcelona. También sus hermanas Conchita y Mari Tina, sus vecinos, la gente de «Los Archiduques», la prensa, los curiosos. Una prolongada hilera de allegados, en todos los sentidos, se agrupó ayer en torno a la ligera curva en que la carretera que vertebra la localidad de Tudela Veguín pasa por delante de la casa en la que nació Tino Casal.

Aquello fue un 11 de febrero de 1950, y desde ayer consta en la fachada del inmueble, en una placa con su perfil de novísimo romántico de los ochenta, de patilla apurada y ojos ensoñados, un texto que reza: «Aquí nació "un genio" que en su destino casual fue un "artista excepcional"; a la memoria de Tino Casal». Una salamandra, animal totémico del cantante asturiano fallecido hace dieciséis años, rubrica la placa.

Su descubrimiento, ayer, a las cinco y media de la tarde (y actos posteriores), fue la culminación de un homenaje sincero que partió del entorno de amigos y vecinos de Tudela Veguín y recibió el apoyo del club de fans del cantante, vinculado en torno a la página web www.tinocasalclub.com. Efectivamente, como había anunciado el maestro de ceremonias de este homenaje, Gerardo Quintana, biógrafo de Casal, al acto acudieron fans de diversos puntos de España:

El mencionado dúo «Atalis», trajes blancos, pelos de cresta y rapado, gafas oscuras, tuvo sus palabras ante los congregados: «Tino tiene que ser, y va a ser, un asturiano universal; es la tolerancia, el amor».

Antes y después también habían desfilado en este acto inaugural sus hermanas, amigos y colaboradores. Así, Claudio y Toni, de «Los Archiduques», recordaron al «gran profesional» que fue Tino Casal, y quisieron añadir al homenaje a otro compañero del mítico grupo asturiano fallecido hace pocos años, el inmenso Pedro Bastarrica.

Ramón Palicio, amigo de la infancia y conductor de buena parte de los homenajes familiares delante de la casa natal, también tuvo su especial dedicatoria. Recordó los tiempos en que, siendo niños, sus madres se asomaban al balcón para llamarles a casa. Y Ramón aclaró que esas palabras que pronunciaba venían «del corazón», por si «alguno se piensa que quiero meterme a esto de la radio, del espectáculo». Él no. Sí parecían apuntar otras maneras más propias de la farándula los fans venidos desde distintos puntos de españa, con sus tintes de pelo, sus collares, sus ropas negro siniestro o blanco inmaculado.

Su hermana Conchita, emocionada y contenta, se felicitaba por el «respeto y cariño» que su hermano sigue despertando; un hermano, recordaba, que «empezó a volar solo muy pronto».

Tampoco faltaron ayer los discretos, pero decisivos, como Tino Barros, que unos metros más allá tenía, siendo Casal un quinceañero, una ferretería. «En el fondo, él fue el responsable de todo esto», reflexionaba el músico, técnico y productor Carlos Pinto, de aquella bajista en «Los Zafiros Negros». Tino, el de la ferretería, les adelantó el dinero para comprar instrumentos, y Carlos convenció a Tino para que se pusiera a cantar. Ensayaban ahí, debajo de la casa, donde la academia del Frailín. El resto es historia. Aunque a Casal le gustaba la pintura, se le llenó el cuerpo de música, y ya nunca lo pudo dejar. Ahora siguen sus canciones. Desde ayer, también un nuevo homenaje a su memoria en la calle que lo vio arrancarse.

La nueva españa – 01 de Julio de 2007 - Tudela Veguín, Ch. Neira

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