sábado, 1 de septiembre de 2007

2004 – Casal: 'Gran Casal...' | La leyenda del 'glam'


Músico, productor, pintor... La camaleónica vida de Tino Casal estuvo rodeada de un halo de misterio e incomprensión que terminó de forma trágica. El director José Antonio Quirós lo refleja ahora en un documental

Inventó el uso del color negro como coraza en los malos momentos y la entrega del alma a los brillos, la psicodelia y el estruendo del neo-punk cuando la buena racha le colmaba. Era cantante y artista, pero también productor, artesano del cuero y amigo. «Escándalo es lo mío», confesaba. Y que razón tenía Tino Casal. Una imagen labrada con esmero en los antros del glam londinense y el vanguardismo de Oranienburger Strasse, en Berlín, se unía a un talento fomentado en la Escuela de Artes y Oficios de Oviedo. Un hombre sumergido en la búsqueda constante de libertad y que acabó por sucumbir a los designios de un destino trágico. 'Gran Casal... me como el mundo' es un documental que desvela los secretos de una vida fascinante, truncada en 1991 como consecuencia de un accidente de tráfico. El director asturiano José Antonio Quirós retoma la figura del mito desconocido y le dota del lado humano que sus contemporáneos se negaron a descubrir.

Su versión del Eloise de Barry Ryan le devolvió la fama. Pero Tino Casal había alcanzado la cima de su trayectoria mucho antes. En los tiempos en los que viajó a Inglaterra tras la inspiración de David Bowie y regresó con la amistad de George Michael. O en sus largas temporadas en Ibiza, en las que respondía a las leyes del movimiento hippie diseñando bolsos para turistas. Siempre diferente al resto y camaleónico, no fue juzgado como merecía. «No se le valoró lo suficiente. Era un personaje 'marciano' y en aquella época -los años ochenta- costaba mucho entender su forma de ser», explica Quirós.

El reconocido 'Solas en la tierra' -un documental sobre el accidente del pozo Nicolasa, que costó la vida a 14 mineros en 1995- le abrió las puertas del cine a este joven realizador asturiano, que después ganaría el Premio del Público en la SEMINCI de Valladolid con su primer largometraje, 'Pídele cuentas al rey', otro drama social con tintes de comedia. «Siempre empleo un retrato social de fondo y con personajes solitarios», indica Quirós. 'Gran Casal... me como el mundo' supone su retorno al género documental «cinematográfico, sin narrador, que te hace reflexionar y está menos anquilosado que una película», establece este hombre, que encontró en el malogrado cantante a «un personaje fascinante».

Casal respondía al estereotipo de protagonista capaz de aportar distintas visiones de una misma experiencia. «Vive en una continua metamorfosis, transmite cómo se ve el mundo desde el éxito, desde el fracaso, desde la enfermedad... Y causó distintas impresiones por donde pasó». El décimo aniversario de su muerte, ocurrida a los 41 años, sirvió para recordarle a través de Casal Vive, un recopilatorio que rescataba de la memoria títulos como Champú de huevo o Pánico en el Edén. Sin embargo, nadie se interesó por su pasión por la pintura y la decoración ni le dio importancia a sus intentos de fusión del folclore asturiano con el soul y mucho menos a sus colaboraciones con Obús, Akelarre o la mismísima Massiel. «Era algo más que una voz magnífica», sentencia el director del documental.

El amigo George Michael

El resultado saca a relucir datos inesperados. Una convivencia de 13 años con Pepa, su novia de toda la vida, que restó credibilidad a los rumores de su supuesta homosexualidad; una musa, Damaris Montiel, la primera modelo de color que llegó a España y en la que Casal encontró inspiración; contactos con David Bowie y Queen, así como una amistad de grado inestimable con George Michael. El ex líder de Wham fue, de hecho, el primero en llamarle cuando, a mediados de los ochenta, el asturiano sufrió una necrosis que le confinó a una silla de ruedas. «Y luego Tino le correspondió yendo a un concierto de George Michael cuando no podía siquiera andar».

Noticias hasta ahora guardadas bajo llave y que han roto los esquemas de quienes creían conocer al gran divo. «Incluso mucha gente de Asturias o de la 'movida' madrileña, con la que tuvo más contacto, desconoce muchas cosas de su pasado». El Festival de Gijón acogerá en noviembre el estreno de 'Gran Casal… me como el mundo'. Será la previa de una película de ficción, que deberá esperar al menos dos años. Hasta entonces, los admiradores deberán conformarse con el exhaustivo resumen que Quirós ha hecho de 45 horas de grabación. «Llegas a la conclusión de que nadie conoce a Tino Casal. Al menos, es el reto de esta historia», advierte el autor.

LOS PROTAGONISTAS

Damaris Montiel: La modelo fue la musa de Casal en la década de los 80. En el documental narra sus encuentros con el músico en Madrid.

Antonio Alvarado: El diseñador y pintor perteneció al círculo de amistades de Tino Casal. A Quirós le descubrió la faceta artística y no puramente musical del asturiano.

Antonio Villatoro: El pintor cordobés compartió técnica y buenos momentos con Casal y es uno de los amigos que mejor transmite la personalidad del cantante.

Miguel Ángel Arenas: Admirador y amigo. El actual productor de Alejandro Sanz fue testigo de sus espectáculos y se encargó de abrirle un hueco en el difícil mundo de las discográficas.

Los Archiduques: la formación asturiana fue la plataforma de lanzamiento de quien llegaría a ser calificado como el Bowie español. Con ellos, Casal experimentó su primera incursión musical, aunque los roces y la falta de entendimiento provocó la separación del grupo. Tino siempre quería ir más lejos.

Julián Ruiz: El famoso locutor radiofónico fue en los 80 el productor más importante del panorama musical. Siempre apoyó los proyectos de Tino, a quien le unía un fuerte lazo de amistad.

La familia: Los que realmente conocían a Tino Casal eran sus más próximos allegados. Hermanos, primos y amigos más íntimos han prestado sus testimonio a José Antonio Quirós.

EL ARTISTA

Tino Casal nace en Tudela-Veguín (Oviedo) en 1950.

En los 60 forma con unos amigos el grupo Los Zafiros Negros.

Posteriormente, sustituye al cantante de Los Archiduques y graba su primer disco. Cosecha un gran éxito.

En 1968 se centra en sus estudios de arte y decoración. Es la época de los viajes por el extranjero.

A su regreso, una multinacional intentará transformarle en el nuevo Nino Bravo; se reconvierte en cantante melódico y acude al Festival de Benidorm de 1975, donde acapara varios premios.

Abandona la música de nuevo para impregnarse del glam en Londres. John Miles, Brian Ferry y David Bowie, a quienes conoció, serán sus principales fuentes.

Al filo de los 80, vuelve a España y compagina la pintura con su labor de productor de grupos como Tacones, Obús y Goma de Mascar.

Graba Neocasal (1982) y su primer éxito: Champú de huevo. Julián Ruiz es su productor.

Su segundo álbum, Etiqueta negra (1984), incluye títulos como Embrujada o Tigre bengalí, incluido en la banda sonora de la película Sal gorda de Fernando Trueba.

Antes de retirarse durante tres años a causa de una necrosis, edita Hielo Rojo (1985). Pánico en el Edén es la sintonía de la Vuelta a España.

Regresa en 1988 con Lágrimas de cocodrilo, su disco más recordado gracias al éxito de Eloise.

Histeria (1990) es su último álbum y también el más transgresor. Incluye la versión de uno de sus temas predilectos, Killing me softly with his song, de Roberta Flack.

22 de septiembre de 1991. El músico fallece en Madrid al estrellarse contra una farola el Opel Corsa en el que viajaba.

Maria R. Alonso – El correo digital - 2004

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