lunes, 10 de septiembre de 2007

2005 - Casal: 'Eclécticos en el valle...' - El color de la 'movida'

Fueron iconos de una época. Pero «se acabaron los 80 y terminó la magia». Antonio Villa-Toro y Fabio Mcnamara exponen en Santander una muestra de su arte pop, transgresor y colorista, cuyo título homenajea a Tino Casal
Espera un momento. Voy a cerrar la puerta del estudio, que estamos grabando». Antonio Villa-Toro deja el teléfono, atraviesa la estancia, tira del picaporte y los acordes de guitarra dejan de sonar. Lo que en estos instantes se cuece al otro lado de la pared queda en suspenso. Habrá que esperar hasta octubre para saber de qué va el nuevo disco de Tiramisú Letal 2, peculiar proyecto promovido por este no menos singular pintor, músico y productor, miembro por méritos propios del retablo de la ‘movida’ de los años 80 en España junto a ilustres personajes como Pedro Almodóvar, Alaska, Las Costus, Carlos Berlanga, El Zurdo, Nacho Canut, Luis Miguélez o, muy especialmente, Tino Casal.

A aquel desmadre social, artístico e intelectual parece rendir tributo en la presente grabación. Y, si no, repasen la lista de colaboradores: Las Natis Rubias, Manolo Campoamor (un puntazo, «no había vuelto a entrar en un estudio a cantar desde Kaka de Luxe»), Fabio Mcnamara (ya saben, aquél que interpretaba ‘Voy a ser mamá’ con el cineasta manchego) y el propio Miguélez, habitual en los últimos años de las giras de Nina Hagen. Y atención también a las canciones: ‘Somos porteras de discotecas’ o ‘Los zombis abusan de mí’, que será posiblemente el título del CD. Pura explosión ochentera. Pero no la de Los Secretos y Mecano, sino la de Los Pegamoides y ‘Pepi, Luci, Boom y otras chicas del montón’.

Sin embargo, no es la música el motivo central de esta irrupción en el templo particular de Antonio Villa-Toro, que se sitúa en una casa-estudio en plena sierra madrileña. La misión es explorar la vena artística de este cordobés nacido en Castro del Río en 1949, cuya obra, iniciada en 1970, le ha llevado a exponer en tres continentes (aparte de España y -claro- ARCO, ha colgado sus cuadros en Nueva York, Chicago, La Habana, México, Zurich, Ginebra, Liverpool, Tokio, y tiene un contrato de exclusividad con la galería alemana Scheffel) y recalar ahora mismo en Santander, donde él y Fabio Mcnamara muestran más de una veintena de retratos en la sala El Cantil.

Primera aproximación. Dice Isabel Rábago, propietaria de esta arriesgada y progresista galería, que ‘Eclécticos en el Valle de Zas Zas Fraff’ -tal es el título de la colección- surge de su larga amistad con Villa-Toro. «Es un artista que siempre se ha preocupado por dejar obra, no por vender. Y en cuanto a Mcnamara, vi sus trabajos y dije: ‘Adelante’. Reflejan lo que él es. Si la gente leyera las letras de sus canciones, se percataría de la parte lúdica y de pensamiento que combinan». Hasta ahí, el lado técnico. Luego, la parte inmaterial. Isabel no oculta su afición a la transgresión. Transgresión: dícese de la acción de denominar a una serie de retratos con el sugerente título ‘El valle de los travestidos. Primerísimos planos de las más perras’ (Villa-Toro). O de inventarse una corriente contracultural (Mcnamara) y llamarla, ejem, Chochonismo.

«Sí, soy osada», admite la galerista. «Pero una parte del arte es asumir los riesgos porque los pensamientos únicos también funcionan en nuestro campo, pese a que parece existir mayor libertad. A mucha gente de la ‘movida’ le ocurrió parecido: vivir con tanta libertad y tan deprisa le exigió asumir un coste. En cualquier caso, me parece más inquietante la reacción de algunas personas en la exposición que hicimos sobre el ‘Ché’ el año pasado, que, en cuanto veían su imagen, se daban la vuelta y se marchaban».

Seis días con Milli Vanilli

Villa-Toro manifiesta ahora un ritmo vital mucho más reposado que en las madrugadas del Voltereta. Aunque su mordacidad continúa intacta. También es cierto que ni el consumidor de ginseng más avezado podría mantener el frenético ritmo de aquellas juergas de hace un cuarto de siglo que ocupan un lugar propio en la historia nocturna de Madrid. En concreto, en sus epígrafes glam, drag y punkie (ciber, post, no confundir con la versión ramoniana, tirada y no lavable).

«Buuf, entonces éramos capaces de aguantar lo que fuera. Tino y yo fuimos con Mili Vanilli en una gira y nos pasamos seis noches, ¡seis!, sin dormir. Ahora estoy una noche en pie y me meten en la UVI», dice este hombre, cofundador en 1989 del grupo Caos con el malogrado cantante asturiano, Paco Clavel y Mcnamara -recién salido del Manifiesto Chochoni- en la galería Tate-Tate de Chueca. Unan, unan claves y verán que lo de Almodóvar cantando en bata de guata es una nimiedad de la época.

La exposición en El Cantil permanecerá abierta hasta el 17 de septiembre. Pop-art. Color. La simbiosis entre sus autores es tal que Mcnamara «se ha vuelto más expresionista alemán de los 80, una de mis influencias, y yo me he ido hacia su estilo pop. Nunca nos hemos acogido a las modas ni seguido sus dictaduras o la de los críticos», confiesa Villa-Toro. Posteriormente, los dos viajarán a Estados Unidos a exponer su serie sobre el travestismo en una galería de Washington. «Me encanta aquel país y, sobre todo, Nueva York, pero no voy». ¿Por Bush? «Porque amigos míos, y algunos son gente conocida, me han contado que les han hecho barbaridades en la aduana cuando han ido allí, algo así como ‘ya te hemos pillado’. En fin, nos vamos a teñir de más rubio para parecer menos árabes, porque yo soy de Córdoba», ironiza.

‘¿Qué haces ahí?’, pregunta Tino

Tino Casal. El mito. El amigo. Villa-Toro viajaba en el coche en el que el asturiano encontró la muerte el 22 de septiembre de 1991 al chocar con una farola en la carretera de Castilla. El pintor dejó entonces su casa en Madrid y se marchó a la sierra, a sesenta kilómetros de los recuerdos. «Aquí hago música, pinto, como y duermo. Cuando Tino murió, cerré el piso y sólo bajo a coger la correspondencia. Tengo muy mal recuerdo de la noche del accidente».

¿Pesa mucho la sombra de Casal?

Me acuerdo de él todos los días. Estuvimos juntos desde 1977, en que nos conocimos, hasta 1992. Precisamente, el otro día soñé con él y con Las Costus. Tino me decía: ‘¿Qué haces ahí? Esto es como la Tierra, pero mejor porque no te ponen cortapisas. Vente para aquí’. Él era un gran músico y un desconocido como pintor, escultor y diseñador de joyas.

Un artista multidisciplinar.

Sí. De hecho, ‘Eclécticos’ parte de un homenaje que Fabio y yo pretendíamos rendir a su figura exponiendo obra de los tres. Quizá el año próximo lo podamos hacer, con más calma.

Casal es todavía un cuadro incompleto. Pero Villa-Toro y Mcnamara han contribuido a definirle poniéndose al servicio del director José Antonio Quirós para su documental ‘Gran Casal… me como el mundo’, presentado en el último Festival de Cine de Gijón. Los dos artistas colaboran también con el cineasta en la elaboración del guión que llevará a la gran pantalla la vida del rey del glam español, y entre sus pretensiones figura grabar un disco con las voces desnudas que dejó registradas en pruebas de estudio antes de su muerte, a los 41 años. Incluso el título de la exposición es un tributo al autor de ‘Champú de huevo’. «Tino inventó una frase que aplicábamos cuando algo había salido mal. Decía ‘una y no más, zas, zas fas’, en alusión a Zsa Zsa Gabor. Y lo de eclécticos, simplemente porque lo somos».

¿La ‘movida’ fue también ‘una y no más’?

Se acabaron los 80 y se acabó la magia.

¿Y ahora, que hay?

Es una vergüenza cómo está el país cultural y musicalmente. He producido a Las Transgénicas, un grupo muy bueno de unas chicas enormes, y puedo asegurar que, si quedaba algo de frescura, ‘OT’ ha barrido con todo. Alejandro Amenábar es lo único bueno que ha surgido en esta época.

¿Cuál es tu inspiración?

Soy muy gilipollas: casi siempre confabulo contra mí. Aunque ya no pinto con tanta agonía, tan febrilmente como antes. No sé lo que busco. La pintura es un acto reflejo, natural. Pinto por impulsos.

Define a Mcnamara.

Quizá sea más racional que yo pintando, aunque tenemos el mismo concepto. Por eso funcionamos bien juntos.

La ‘movida’ fue un movimiento cultural que comprendió más facetas que la música. ¿Cuántos pintores quedan de entonces?

De los que había, uno es famosísimo y los demás han caído en el aburrimiento. Y el famosísimo cada vez lo hace peor porque se mete de todo. Obviamente, no voy a dar nombres.

Suena el móvil. Un amigo. Músico. Villa-Toro urge su presencia. Le necesitan al otro lado de la puerta, en el estudio. «¿Qué haces por ahí? Vente, que estamos grabando». El amigo ha escuchado en un informativo que se ha producido un incendio en la sierra y le pregunta si es por ahí. El pintor se asoma a la ventana. «Yo no veo humo. Venga, sube para aquí». Cuelga. «Lo bueno de vivir en este lugar es que nadie que no quieras te molesta, ya que sólo los amigos son capaces de hacerse sesenta kilómetros para visitarte», reflexiona. Incluso, a riesgo de quemarse.

LA EXPOSICIÓN

Lugar

Galería El Cantil. Calle Andrés del Río, 7. Entre Puerto Chico y el túnel de Tetúan. Santander.

Horario

‘Eclécticos en el Valle de Zas Zas Fraff’ permanecerá hasta el 17 de septiembre. La sala abre de martes a sábado entre las 17.30 y 21.30 horas

Espacio fotográfico

La galería ha estrenado un espacio permanente dedicado a la fotografía, que se inaugura con los profesionales César Lucas y Arnold Newman. Este último aporta imágenes de Marilyn Monroe, que pertenecen a la misma serie exclusiva e inédita que presentó en esta sala hace dos años. En cuanto a César Lucas, se trata de la primera ocasión en que sus fotografías cuelgan en una galería dentro del mercado del arte, aunque su obra ha sido mostrada en ocasiones anteriores en calidad de documentos sociales de extraordinaria calidad. Maestro del fotoperiodismo, Lucas exhibe una serie variada, donde predominan sus retratos del Ché.

Las claves de la 'movida'

Conocer el contexto en que se produce la colaboración entre Antonio Villa-Toro y Fabio Macnamara exige dar cuenta también de las claves de la ‘movida’, una época «lúdica, creativa e irrepetible», en expresión del pintor cordobés.

ANTONIO VILLA-TORO

Su producción pictórica abarca un amplio número de lienzos, de muy variada temática, que han podido contemplarse en más de 70 exposiciones; desde ‘Los toros’ hasta la monumental serie sobre los Omeyas o ‘El valle de los travestidos’. Macnamara ha dicho de su obra: «Dotada de un refinamiento que recuerda al arte egipcio y sabrosa como una ración de marisco fresco».

FABIO MACNAMARA

Madrileño, de 47 años. Su primer disco lo grabó con Pedro Almodóvar. Entonces su nombre real era Fabio de Miguel, pero todos le llamaban ‘Fanny’. Icono de la ‘movida’, conoció a muchos de los artistas que forman parte de la cultura popular de fin de siglo. Formó el grupo Mcnamara con Luis Miguélez y colaboró en los directos de Los Pegamoides. Comenzó en la pintura a los 17 años. Y ahí sigue.

ACTITUD

«Quizá éramos más desocupados. Qué suerte. ¡Qué inconscientes!».

ESTÉTICA

«Salíamos muy arreglados. Ahora, ¿para quién vas a vestirte? ¿Para cuatro que no saben ni qué hacer?».

¡MARICONES!

«Mcnamara, Tino Casal, el diseñador Pepe Rubio y yo salimos un día del Voltereta a eso de las seis de la mañana. Empezaba a llover muy fino y Tino dijo que mejor íbamos caminando hasta casa para despejarnos. Llevábamos un maquillaje al estilo ‘Blade Runner’, pero con el agua comenzó a correrse y parecíamos muñecas del infierno. En eso, siete ejecutivos salen de una boca de metro y se quedan petrificados mirándonos. Y Tino, de repente, se vuelve hacia ellos y les grita: ‘¡Maricones!’. Creo que todavía siguen allí».

CULTURA

«Durante esos años se produjo una corriente creativa y cultural intensa e ilusionante por parte de mucha gente que no ha vuelto a repetirse. No han salido figuras como aquéllas».

LAS COSTUS

«Eran el ‘alma máter’ de la ‘movida’. Todos vivíamos en su casa. Y las tardes, antes de salir a medianoche, las pasábamos sentados alrededor de la mesa-camilla. Era básico no faltar a la tertulia porque consistía en criticar a los que no estaban».

MÚSICA

Aparte de producir a otros grupos y el proyecto Tiramisú Letal, Villa-Toro ha editado el disco ‘Vampiro’, recientemente objeto de un ‘remix’.

LA NOCHE

«Sólo bajo de la sierra cuando hay algún estreno. Ya no barremos las calles por la mañana».

FIN

«Cuando aquel grupo de los 80 se dispersó para encarrilar sus propios proyectos y sus vidas, la ‘movida’ terminó. Ahora, quienes vivimos esa época estamos muy ocupados. Y es normal; vas a un estreno de Almodóvar o a un concierto de Olvido (Gara, Alaska) y te saludas, cruzas unas palabras, pero cada uno está a lo suyo».

FUTURO

«Nos conservamos muy bien y no estamos ‘operadas’. Tenemos buenas cremas de caviar».

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