Aquí, donde lo ven, este disco de Tino Casal (joven esteta asturiano) pretende poco menos que liberar al pop español de su ancestral incuria y provincianismo. ¿Como? Pues, sencillamente, a través de una producción muy cuidada (Julián Ruiz, el mismo de la Orquesta Mondragón), músicos experimentados, canciones estandar, que van desde temas de Bowie (Life on Mars ) hasta baladas tipo Camilo, sin olvidar, claro esta, algún rock directo.
Todo ello visto desde la perspectiva de una gran cultura musical puesta al servicio del aquí corto y aquí pego..., efectos, sonidos, detalles instrumentales, etcetera.
El disco de Casal no cae dentro de ningún estilo, bien que el aspecto de su protagonista y sus plagios vocales de Bowie (entre otros), parezcan situarle en una zona fronteriza entre el glamour y los nuevos románticos. Lo paradójico en un elepe que se nos muestra tan cosmopolita es su negro papanatismo. Casal y Julián deben creer que lo más importante en el rock es la perfección de sonido, ya ello se han dedicado hasta conseguir un producto que "suena a americano".
Si semejante himno al páparo y al snob no se compensa con algo tan básico como es la creatividad. Neocasal es un disco bien hecho, que se escucha sin irritación y que luego de escucharlo no da ni frío ni calor. Ambos personajes han empleado sus mejores energías en pintar cuidadosamente la cáscara de este huevo de pascua. Lo único malo es que dentro apenas hay chocolate.
(Nota: páparo/a (del latín babulos, baboso). Aldeano u hombre de campo, simple e ignorante, que de cualquier cosa que ve, para el extraordinaria, se queda pasmado y admirado.)
Reseña de 1982
Todo ello visto desde la perspectiva de una gran cultura musical puesta al servicio del aquí corto y aquí pego..., efectos, sonidos, detalles instrumentales, etcetera.
El disco de Casal no cae dentro de ningún estilo, bien que el aspecto de su protagonista y sus plagios vocales de Bowie (entre otros), parezcan situarle en una zona fronteriza entre el glamour y los nuevos románticos. Lo paradójico en un elepe que se nos muestra tan cosmopolita es su negro papanatismo. Casal y Julián deben creer que lo más importante en el rock es la perfección de sonido, ya ello se han dedicado hasta conseguir un producto que "suena a americano".
Si semejante himno al páparo y al snob no se compensa con algo tan básico como es la creatividad. Neocasal es un disco bien hecho, que se escucha sin irritación y que luego de escucharlo no da ni frío ni calor. Ambos personajes han empleado sus mejores energías en pintar cuidadosamente la cáscara de este huevo de pascua. Lo único malo es que dentro apenas hay chocolate.
(Nota: páparo/a (del latín babulos, baboso). Aldeano u hombre de campo, simple e ignorante, que de cualquier cosa que ve, para el extraordinaria, se queda pasmado y admirado.)
Reseña de 1982
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