lunes, 3 de septiembre de 2007

2004 - Casal: La 'resurrección de Tino Casal'

El cineasta asturiano José Antonio Quirós estrena hoy, en el teatro Campoamor de Oviedo, su esperado largometraje documental ‘Gran Casal, me como el mundo’

Tino Casal ha ‘resucitado’ de la mano del cineasta asturiano José Antonio Quirós. Hoy, a partir de las ocho y media de la tarde, el que fuera auténtica leyenda del ‘glam’ londinense y estereotipo de la ‘movida’ madrileña cobrará vida en la gran pantalla del teatro Campoamor, de Oviedo, donde está prevista la exhibición y presentación oficial del largometraje documental ‘Gran Casal, me como el mundo’.

Con este nuevo trabajo, el cineasta quirosano, cuya fama viene avalada por la película ‘Pidele cuentas al rey’, premiada en la Seminci de Valladolid, regresa al género documental que ya bordara con ‘Solas en la tierra’, documento dedicado al trágico accidente del pozo ‘Nicolasa’, de HUNOSA, en el que 14 mineros perdieron la vida en 1995 a causa de una explosión de grisú.

Estrenado en el pasado Festival de Cine de Málaga, junto con otros diecisiete documentales, de un total de 148 presentados a concurso, ‘Gran Casal…’ tuvo una gran aceptación de critica y público. En Asturias se espera con gran expectación, puesto que supone recuperar la mítica figura de Tino Casal (Tudela Veguín, 1950 – Madrid, 1991), un artista difícilmente catalogable cuya estrella brilló con luz propia en la ‘decada prodigiosa’ de los 80.

Quirós y su equipo arroparán el estreno en la región de este largo-documental, que, en principio, pretendía ser una historia de ficción. “Inicialmente –dice el realizador asturiano- nos documentamos con ese propósito, pero, poco a poco, con una cámara y un equipo reducido, descubrimos, a través de numerosos personajes dispersos por distintas ciudades española y europeas, las huellas que Tino Casal había dejado”

La gloriosa ‘movida’

Olvido Gara ‘Alaska’, Fabio McNamara, Antonio Villa-Toro, Paco Clavel, Damaris Montiel, Conchita Casal, Julián Ruiz, Manolo Caceres, Archiduques, Miguel Angel Arenas ‘Capi’, Antonio Alvarado y ‘Pol’ Ferguson son algunos de los muchos protagonistas de aquella gloriosa ‘movida’ madrileña que han aceptado desfilar ante la cámara para contar aspectos inéditos del camaleónico artista muerto prematuramente en un aparatoso accidente de circulación.

“Deseábamos explorar –apunta José Antonio Quirós- en las miradas de los que le rodearon, en muchas miradas para un solo personaje y, al final, nos encontramos con un buen pretexto para profundizar en la superación personal, en el miedo, en el control de la enfermedad, en el humor, en una sociedad rancia y, sobre todo, en una manera de vivir la vida”

Fiel a si mismo

Para quienes le conocieron, Tino Casal no solo fue un buen cantante, sino también un gran escultor y pintor y un no menos brillante diseñador y artesano, que siempre fue “fiel a si mismo” y que se sumergió en la “búsqueda constante de la libertad”, aunque acabó por “sucumbir a los designios de un destino trágico”

“Una de las características del rodaje –apostilla Victor Moreno, ayudante de dirección y co-productor del filme- fue pasar muchas horas en la carretera, ir de un pueblo minúsculo a una gran ciudad, para así, en esos largos viajes, crear la filosofía del documental. En ningún momento planificamos nada, sino que nos dejamos sorprender, fascinados muchas veces por lo que nos contaban unos y otros”. Fruto de esa improvisación y de tanta carretera fueron 50 horas de material grabado y maletas repletas de fotografías y recortes de periódico sobre un personaje complejo “que creo un mundo propio y dio color a una España gris”

Desde Londres a Canarias, pasando por Madrid, Asturias o Mallorca, todos los entrevistados hablan de Tino Casal con el recuerdo bien presente. “Tino –recalca Moreno- supo ponerse frente a todos tal cual era, sin miedo al qué dirán; durante tres años de subidas y bajadas, enfermo, sin tener nada y temiendo ser olvidado, decía postrado en una silla de ruedas y viendo a sus amigos triunfar: ‘¿Cuándo me veré otra vez en los escenarios?’. Finalmente Casal logró recuperarse de una dolencia hepático-renal derivada de una necrosis en ambas caderas y en 1988 reapareció con ‘Lagrimas de cocodrilo’, un álbum que incluía el tema ‘Eloise’ y con el que llegó a saborear de nuevo las mieles del éxito antes de que la muerte le sobreviniera de manera inesperada al estrellarse contra una farola con su ‘Opel Corsa’.

Único e irrepetible

Para Fabio McNamara, Tino Casal fue “el mas claro ejemplo del genio que vivió por delante de su tiempo, que iba por delante de las modas, porque él era la moda. Sus formas, sus colores y volúmenes sobrepasan a los juegos de la imaginación y entran a formar parte de un caos y armonía superiores, mas cercanos a la divina proporción que alas ráfagas de inspiración propias de un artista”

Según Manolo Cáceres, fue “brillante, único e irrepetible”. Paria fantasía, música y colores con la facilidad de quien respira. Al final, acabó confesándome que prefería la pintura a la música; estaba fascinado con sus abstracciones y hastiado de las discográficas. Alguien de su casa de discos vetó su último trabajo, ‘Histeria 1990’ y, precisamente por no tener promoción alguna, el LP pasó prácticamente inadvertido. Pero, como una autentica estrella del rock, Tino Casal murió de madrugada, así, de golpe, y yo estoy seguro, muerto de risa”.

Ruben Espiniella/Gijón - El comercio digital – 2004

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