
Acaba de publicarse la primera biografía de Tino Casal (Tino Casal: más allá del embrujo, Madrid: T&B) y parece que más que histeria colectiva, lo que va a provocar será una tremenda ola de estupefacción. En primer lugar por el yuyu de conocer las labores paranormales que
Dicho esto, hay que reconocer el trabajo realizado por este fan fatal durante tanto tiempo. Ha reunido un archivo personal increíble, ha entrevistado a todo aquel o aquella que se le ha puesto a tiro; ha visitado, estoy convencido, el lugar donde Casal murió y apostaría a que sus lágrimas limpiaron con su pura sinceridad todo el óxido del asfalto de la carretera de Castilla. Sin embargo, pretendiendo levantar la casa de Casal, reuniendo todo lo suyo, persiguiéndolo en todos los detalles, más que un espectáculo hemos obtenido el cuadro de un síndrome de Diógenes. En esta perorata de opiniones del más variado calibre, la única premisa interpretativa se resume en: Casal era un genio. Dicho esto, todo vale, nada se enjuicia. Así, en las pocas ocasiones en que el autor se hace alguna pregunta con respuesta posible, investigable, en este mundo, sólo encuentra: a) una interpretación gratuita, b) Misterio o c) Maldición.
Salvo el periodista Gerardo Quintana nadie puede saber si a Casal le agradaría esta biografía, lo que no tiene sentido es hacer un libro pensando en que le guste a un muerto, o a los vivos que sinceramente lo quisieron. Hacerle justicia a Casal, una manera, sería colocarlo en su sitio: algo que no pasa por comparaciones irresponsables con Dalí, con Warhol, con Bowie o con San Ignacio de Loyola a quien finalmente eché mucho en falta, por cierto (¿no era él también un hombre del Renacimiento?). Si de lo que se trataba era de hacer un libro para fans, hubiera estado más ajustado un blog como este en donde hacer al unísono invocaciones o terapia de grupo. Queriendo ser el guardián se sus esencias, Gerardo Quintana perpetra una nueva forma de la maldición de Casal.
http://practicamenteinconsciente.blogspot.com/2007/11/la-maldicin-de-tino-casal.html - miércoles 28 de noviembre de 2007
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