«Tino Casal iba muy por delante, éste empezaría a ser realmente su momento»
«El libro trata de romper el hechizo de la leyenda que le rodea y de la maldición que le acompaña»
GERARDO QUINTANA PERIODISTA Y BIÓGRAFO DE TINO CASAL, ACABA DE PUBLICAR «TINO CASAL, MÁS ALLÁ DEL EMBRUJO»
Gerardo Quintana (Madrid, 1975) oyó a Tino Casal, con doce años, por la radio y no se quitó nunca más esa voz de encima. Hechizado por el asturiano, los años, la perspectiva y su trayectoria profesional como periodista le acabaron obligando a dar el paso: de fan a biógrafo. Cinco años de trabajo ven ahora la luz con el título de «Tino Casal: más allá del embrujo».
¿Recuerda el día que Casal le hechizó?
Lo descubrí por la radio, con «Eloise», y me llamó la atención tanto la voz como la música. No me creía que fuera español, sonaba completamente distinto a los cantantes que había entonces. Así que me quedé con ese nombre: Tino Casal, hasta que un día lo vi en Televisión Española. Ahí ya me encontré con la estética, sus músicos, esos decorados... Me quedé alucinado, no me explicaba de dónde había salido.
Escrito el libro, conteste. ¿De dónde salía?
De Tudela Veguín, pero, como él mismo dijo, sus padres se equivocaron de lugar de nacimiento, tenía que haber nacido en Londres. Ésa era su fuente de inspiración, y su ídolo, David Bowie. Fue el maestro a seguir en la metamorfosis continua, en la provocación, en la imaginación. Sin ser chabacano u hortera, Tino Casal se adelantó muchísimos años a cosas que llegarían a ser normales. Iba muy por delante, podría ser perfectamente un cantante del siglo XXI. Viendo cómo ahora los principales diseñadores utilizan el leopardo y la cebra, pienso que éste empezaría a ser relamente su momento.
Y, sin embargo, en torno a su figura hay mucho silencio.
Porque fue un bicho raro al que gran parte del público no llegó a comprender. Han tenido que pasar dieciséis años desde que murió para que la gente empiece a digerir todo lo que era Tino. Mi idea es que esta biografía sea la primera piedra de un homenaje y un reconocimiento a nivel nacional.
¿Libro de fan?
De ahí llega gran parte de mi archivo. Pero este trabajo es el de un periodista, con la visión general, más de cien entrevistas... No es el libro de un fanático. Tino sale con sus luces y sus sombras.
¿Qué sombras?
Las de todos los problemas que sufrió. Con 17 años se viene a Madrid, sin ser mayor de edad, en los setenta viaja a Londres cuando nadie viajaba, le echan para atrás por su estética... Y no se desanima. Salió para adelante, consiguió su sueño. Y al lograrlo, con «Embrujada», cae enfermo y está a punto de morir. No hay más sombra que la de estar a punto de morir cuando consigues lo que llevabas tanto tiempo esperando y te pasas tres años en una silla de rueda sin saber cómo te va a recibir el público cuando vuelvas. Creo que eso le causó un trauma y que se nota en sus letras. A partir de ahí intenta vivir cada minuto a tope y, de hecho, muere muy joven, justo antes de un lanzamiento internacional. Tino Casal tuvo todo para triunfar y no llegó a lograr todo lo que merecía. Ahí comienza la leyenda, a la que se suma esa maldición: hasta hoy nadie ha hecho nada por recuperarlo. A mí me costó que lo editaran. Así que ahora trato de romper el hechizo.
¿Embrujado?
Hay «casalidades», cosas raras que hemos experimentado más de uno, sus fans, su familia, sus amigos. Tino Casal es algo totalmente distinto, no ha dejado a nadie indiferente. Y su huella sigue.
¿Entrevistas frustradas?
Pocas. El prólogo lo hace su productor, Julián Ruiz. Y hablan casi todos. No quisieron Almodóvar ni McNamara, que pedía dinero. Tampoco su novia, Pepe Ojanguren, pero a ella la respeto, aunque me parezca rara su posición tan distante. Ella, además, fue la que le abrió la puertas de Londres, de la cultura británica. A Tino le llamaba la atención todo eso, era su mundo soñado, y Pepa le dio la llave para entrar en él.
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