sábado, 15 de diciembre de 2007

1999 - big toxic

"Big Toxic reaparece bajo el fantasma de Smol Tosi. Febrero del 99"

Cultura tecnológica

El corazón de un cordero le sirve como portada para su primer álbum, un disco destinado a alegrar la escena electrónica en un año en el que ésta debería crecer para justificar las esperanzas puestas en ella.

Uno de los componentes de La Fura dels Baus no terminaba de pronunciar bien eso de Big Toxic y, para su nuevo proyecto discográfico, decidió elegir un nombre más sencillo, más… fácil de pronunciar. Se olvidó de "small" (pequeño, en contraposición de "big", grande) y eligió "Smol". Igual hizo con lo de "toxic": si en España no se pronuncia la "c" final, ¿para qué ponerla? Y todo porque cuando empezó a despuntar en esto de la música, en los tiempos en los que quedó encuadrado en Fangoria, no le parecía nada atractivo firmar como José Tomás Martínez, su verdadero nombre. Así, se acordó de una broma de juventud, una en la que a su cuatro latas desvencijado ya no le cabía el equipaje elegido para la acampada en Cullera, y decidió bautizar al coche con un spray en lugar de con una botella de champán. La situación le resultó dadaísta e inmortalizó al vehículo con el nombre de "Dadá toxic".

Acaba de poner en circulación su primer álbum de larga duración, un proyecto más serio que lo que en principio pueden suponer sus maxis o sus habituales inclusiones en recopilaciones de música dance. El no se lo toma tan a pecho: piensa únicamente que es un álbum digno, pero insiste en que no va a ser el mejor del año. Es un tipo que ha pasado la treintena y que en el librillo de su compacto señala que en el mismo año en que murieron trece mil niños, más de dos mil personas fueron ejecutadas en base a penas de muerte y otras tres mil murieron de SIDA la gente sólo se acordará de la muerte de Lady Di. Con estas ideas, ¿cómo va a considerar importante su disco?

Sin embargo… lo es. Big Toxic (ahora Smol Tosi) tiene ya suficiente trayectoria como para ser uno de los abanderados de la música electrónica en este país. No se considera pionero porque, como dice mientras tomamos un café, conoció a los pioneros, a Curro Rodríguez y sus Metal y Ca. o a Aviador Dro. Desde pequeñajo vivió en Francia, donde nació, y su cultura musical no ha considerado nunca el rock como el tronco principal. Cuando a los trece años se vino con sus padres y su hermano para Madrid dejó de lado sus estudios de piano y siguió insistiendo y adentrándose en las formas estéticas que le gustaban. Entró de tal forma en el tema tecnológico que hoy en día, cuando suena un móvil en el café donde estamos sentados, es capaz de decir "es un Nokia" sin necesidad de verlo.

Comenzó haciendo techno pop, pero como aquello no daba dinero, entre maqueta y maqueta se puso a trabajar en el mundo del taxi. A él no le gustaba --"el trato con la gente se me da fatal", dice--, pero eso le permitió conocer a Miguélez cuando se estaba montando el asunto Fangoria. Corría el 89 y las cosas iban mucho más deprisa que ahora: pasó una maqueta plagada de eurobeat a su cliente y a los diez días se encontró una llamada en la que le pedían su colaboración. "Me querían como batería, pero yo no entendía nada de lo que hacían; era algo así como una mezcla entre música electrónica y rock", comenta. El caso es que se quedaron en el proyecto Nacho Canut, Alaska y él. Poco a poco el tema fue creciendo y junto a los discos de Fangoria aparecieron los estudios Vulcano, un elemento imprescindible para el grupo que fueron organizados casi en su totalidad por Big. Hoy en día, Toxic Audiodrome, su propio estudio, es casi una copia de Vulcano.

Su nombre empezaba a sonar dentro de una pequeña escena que quería recuperar la música electrónica y seguir aquí la tendencia de la juventud europea, ésa que ya ve el rock como la música de sus padres y no como la suya. "Los clubs, la música electrónica y el baile son el eje de la transformación europea a nivel juvenil, entendiendo por joven la gente que está entre los dieciocho y los treinta. Juntar a seiscientas mil personas en un 'Love Parade' no es, evidentemente, un hecho de minorías. Lo que ocurre en España es que se está yendo a una revolución de derechas: estética rebelde con mensaje conservador", me comenta analizando la situación de este país.

El caso es que su música empezó a ser solicitada para ballets y para bandas sonoras, circunstancia que le surgió después de que tuviera, con Fangoria, su primera experiencia para el cine en "La lengua asesina". Un buen día, buscándose la vida como habitualmente hace, se encontró haciendo una demostración de instrumentos electrónicos a La Fura del Baus. La misma fue tan interesante que la gente de La Fura compraron el equipo, pero también decidieron contratar al programador. Eso le supuso entrar en una experiencia a su medida. "MTM", el montaje de La Fura por aquellos días, contaba con treinta y seis millones de presupuesto y era un espectáculo multimedia basado principalmente en la tecnología. Estaba en su salsa y se le ponía piel de gallina cada vez que tocaba en directo alguna de las doscientas veces que se representó la obra por todo el mundo. En una ocasión le fallaron todos los ordenadores y tuvo que salir del paso recolectando todos los CDs que había en el teatro y poniendo música a la obra según operaban los nueve actores del grupo. "Lo pasé fatal, pero el público no se enteró", dice mientras lo recuerda. Trabajar con La Fura le permitió viajar. Alemania, Brasil, Australia, Polonia… Ello no le ayudó demasiado a la hora de completar su concepto musical, pero sí "a saber mejor lo que soy". Desde entonces se declara europeísta y occidentalista.

Como productor ha ejercido ya en los álbumes que recogen la música de los espectáculos de La Fura y en discos de No Faith, Astrogirls, Intronautas o el más reciente de Stereoceano. "Producir es lo que me gustaría hacer "--señala--", pero en España no hay tantos grupos de los que pudiéramos llamar 'medios'. O venden la tira y quieren un productor de prestigio o son bandas que empiezan. En este terreno yo estoy abierto a todo, pero resulta que gano más dinero remezclando que produciendo". No es extraño, ya que como remezclador se ha ganado un prestigio de gran altura. No son sólo los trabajos realizados con material de Bunbury, Azul y Negro o Esclarecidos ("en esa remezcla llegué a niveles de virtuosismo electrónico brutales"), sino el reconocido "Onion soup trituraded by Big Toxic", un trabajo asombroso que rehacía por completo el álbum de Sexy Sadie y que tuvo una repercusión importantísima tanto para él como para los de Baleares. "Hice la remezcla de 'Cuernos de espuma' para una película y el resultado gustó, por lo que me encargaron hacer el disco entero", recuerda. Le pregunto si es más fácil remezclar un tema o componerlo, si lleva más tiempo lo uno que lo otro: "Depende. Hay veces que tardo dos o tres días en hacer un tema y en ocasiones me he estado tres semanas para hacer una remezcla. Nunca entrego nada con lo que no quede satisfecho y, por eso, me tomo el tiempo que considero necesario para cada cosa".

Para componer y grabar todo el material de "Love and…", el disco que firma como Smol Tosi, necesitó un mes. "Lo que más tiempo me ha llevado ha sido la logística", añade. En principio no sabía si editarlo en uno de sus tres sellos u ofrecérselo a una compañía, ya que en el asunto de la promoción, reconoce, no está muy ducho. Finalmente, el álbum saldrá publicado en Subterfuge gracias a una licencia de Procinik, la etiqueta de Big que utilizará para sus proyectos de drum'n'bass. Audiodrome, otro de sus sellos, dedicado al dance, es comercializado en Alemania por Newton, mientras que Old Pussy Recorder, su tercera etiqueta, centrada en el house, estará disponible en España gracias a So Dens.

Hablando de "Love and…" me comenta que lo ha hecho con bastante gracia y que no hay en él ese "integrismo" que se respira en tantos discos de música electrónica. Los títulos de los temas los puso un amigo suyo y la música ha sido ofrecida en directo en el último Pop Korn alemán. "Es algo parecido al hardcore drum'n'bass, pero con más música electrónica de lo normal. La gente tiene un sentido muy negro de entender el drum'n'bass, pero yo lo hago más electrónico que jamaicano. Desde que vi a Roni Size en directo lo entiendo de otra manera". Roni Size es hijo de jamaicanos y actualmente vive en Bristol formando parte del colectivo de drum'n'bass y jungle Full Cycle. En el 97 consiguió hacerse con el Mercury Music Prize al mejor disco del año con "New forms" por delante de figuras del pop como Oasis, Radiohead o Suede.

Una de las cosas que más me llama la atención de "Love and…" es que es un álbum que se puede escuchar fuera de las pistas de baile. "Es lo más parecido a lo que yo escucho en mi casa", señala Big al tiempo que comentamos lo complicado que es contarle a alguien de qué va un disco de música electrónica en un universo plagado de etiquetas de lo más extrañas: "Yo también me río "--dice--" con todo eso del electro dark siniestro inteligente y cosas así. Me parece surrealista y es como poner una etiqueta distinta a cada disco que sale". Todos los temas del álbum son instrumentales, aunque la voz aparece como un elemento expresivo sin necesidad de textos. Queda para un futuro el proyecto de editar un álbum en el que ocho o diez vocalistas (Bunbury y Cristina Lliso entre otros) pongan voz y letra a las piezas de Big Toxic. "A mí también me llama la atención escribir letras "--añade--", pero quiero hacerlo bien. Eso requiere su tiempo y, realmente, ahora no lo tengo".

Hablamos de las posibilidades del disco, un álbum que tranquilamente podría sonar en las radios sino fuera por lo sesgadas que son aquí las emisoras. Big me habla de las instituciones, de lo que ayudan a las músicas más obsoletas y de lo poco que aportan de cara una cultura más contemporánea. "Estamos llegando a los niveles culturales del franquismo "--llega a decir--": fútbol, toros y pasodobles. Cuando parecía que aquí se iba para adelante todo se ha parado. Hasta salen cantautores que, además, no dicen nada interesante…". Me señala también la falta de medios que tienen las pequeñas compañías que se especializan en la música electrónica y, metidos en conversación, le hago notar que el que "Love and…" aparezca bajo el amparo de Subterfuge puede ser positivo para su promoción. "Está el precedente de lo hecho con el álbum de Sexy Sadie y el hecho de que a ellos les ha gustado el disco. Si se consiguiera tanto como con aquél…"

Para promocionar el álbum no tardará en subirse al escenario con sus bártulos y congregar al personal interesado. Big Toxic (no termino de acostumbrarme a lo de Smol Tosi) es, precisamente, de esos artistas que defienden sus propuestas en directo, algo realmente extraño dentro del panorama tecnológico musical español. "Siempre es un sacrificio, ya que donde estoy cómodo de verdad es en el estudio, pero así veo las caras de la gente respecto a lo que les ofrezco. Además, no hay mejor promoción que tocar en vivo". Le pregunto por qué no es más frecuente ver live acts con artistas españoles y me plantea la problemática del equipo: tú puedes tener suficiente material como para grabar algo en tu casa, pero no el necesario para "tocar" delante de la gente sin llevarlo todo grabado.

Junto al futuro de "Love and…", Big Toxic tiene otros proyectos. Ha acabado un vídeo para HD Substance y está preparando el que corresponderá a su primer single. Precisamente, con HD Substance y con Tony Rox se va a hacer cargo de la programación y de la música de la sala Soma. No es el pinchar una de las cosas que más le ilusione ("admito que mucha gente lo hace mejor que yo, aunque en España los DJs no son nada extraordinario"), pero entra dentro de la dinámica "maquinal" de una persona que conecta con Internet desde que apareció la red y que vive y duerme enganchado a tres antenas parabólicas que le proporcionan más de doscientos canales de televisión. "El resurgir de los DJs viene dado por la decadencia del rock, ya que queda un hueco en el ocio popular que es llenado por la música de baile", comenta hablando de este tema.

Llegado a este punto, le pregunto por la teoría que presenta la música electrónica con los mismos principios que el punk de los últimos setenta: requiere pocos medios, no necesita virtuosismo y, encima, molesta a los parámetros estéticos de la generación anterior. "Vince Clark consideraba el techno más cercano al punk que al rock y yo pienso más o menos lo mismo. La electrónica requiere una técnica, pero no una habilidad. Resume el renacimiento cultural en base a la tecnología". La diferencia, para algunos, estriba en que el rock tenía más contenido ideológico que la actual escena electrónica. "Me molesta "--argumenta--" que se diga que este tipo de música es individualista, ya que es justo lo contrario: prima lo colectivo, desde la magnificencia de los raves hasta la intimidad del club, se basa en el contacto con la gente. En esta música hay mucha más comunicación que la que hay actualmente en el rock o en el rap: se basa en la colectividad, ya que, sin gente, es imposible divertirse".

E.P.

Smol Tosi. "Love and…". Procinik
http://todaslasnovedades.net/

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